
Whisky Port Ellen - El Renacer de la Leyenda de Islay
Hablar del whisky Port Ellen es adentrarse en una de las historias más fascinantes del mundo del Scotch. Una destilería que pasó del olvido a convertirse en mito, y que hoy, renacida bajo el ala de Diageo, se presenta como un emblema del lujo en Islay. Pero… ¿qué hace tan especial a Port Ellen? Vamos a descubrirlo.
Port Ellen, del anonimato al estrellato
Situada en la costa sur de la isla de Islay, Port Ellen nació en 1825 de la mano de A.K. Mackay & Co. En sus primeros años cambió varias veces de propietarios, hasta que la familia Ramsay la dirigió durante casi un siglo. Ya en sus primeros tiempos, su localización estratégica junto al puerto facilitó la exportación de whisky y el suministro de cebada y turba, elementos clave para su producción.
Tras una primera parada de actividad en 1929, Port Ellen whisky resucitó en 1967, esta vez con cuatro alambiques y calefacción por vapor. En esta etapa alcanzó cierto prestigio gracias a su perfil ahumado y complejo, distintivo de Islay pero con matices elegantes. Sin embargo, la crisis del sector en los años 80 provocó su cierre en 1983, momento en el que muchas otras destilerías también bajaron la persiana.

La leyenda líquida de Islay
A pesar del cese de producción, Port Ellen nunca fue olvidada. De hecho, sus embotellados pasaron a formar parte del Olimpo del whisky, convirtiéndose en piezas de coleccionista buscadas por aficionados de todo el mundo. Su escasa producción, su carácter único y el misterio tras su cierre impulsaron sus precios a niveles astronómicos. Hoy, una botella original de Port Ellen puede alcanzar fácilmente los 5.000 €… o mucho más.
Durante décadas, la destilería siguió viva en parte gracias a su planta de malteado, que proveía a otras destilerías de Islay como Caol Ila o Bunnahabhain. Pero el whisky Port Ellen como tal había quedado congelado en el tiempo. Hasta que Diageo anunció su resurrección.
Renacimiento de Port Ellen - lujo y exclusividad
En 2017, Diageo confirmaba lo que muchos esperaban: Port Ellen reabriría sus puertas. Junto a Brora, era una de las dos destilerías míticas elegidas para volver a la vida, como parte de una inversión de 35 millones de libras. En el caso de Port Ellen, la reapertura implicó construir de nuevo gran parte de las instalaciones, desde los alambiques hasta el centro de visitantes.

El nuevo proyecto no pretende convertirla en una destilería más de volumen. Todo lo contrario: el whisky Port Ellen renace como una marca de lujo. Se ha diseñado para producir solo 800.000 litros al año, una cantidad modesta si la comparamos con otras destilerías del grupo. Cada detalle ha sido cuidado, desde la arquitectura del nuevo edificio hasta el diseño de sus futuras botellas.
Y lo más importante: no veremos su primer single malt hasta al menos 2035, ya que Diageo ha confirmado que no lanzará ninguna expresión sin al menos 12 años de maduración. Hasta entonces, solo se han presentado ediciones muy limitadas de coleccionista, a precios estratosféricos y dirigidas a un público exclusivo.

Port Ellen whisky, entre la leyenda y el futuro
Hoy Port Ellen whisky es sinónimo de elegancia, historia y exclusividad. Representa el lado más refinado del whisky de Islay, una región que normalmente asociamos a destilados rudos, turbosos y directos. Con su reapertura, Port Ellen promete mantener el carácter ahumado pero con una sofisticación moderna y un enfoque casi artístico.
Si algún día tienes la suerte de visitar Islay, pasar por la destilería Port Ellen no será solo una parada más: será entrar en un templo renacido del whisky escocés. Uno que une tradición y vanguardia, mito y marketing, y que demuestra que algunas leyendas pueden volver… mejoradas.
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