Cuando hablamos de whiskies de Islay hay a quien le venga a la mente marcas tan célebres como Lagavulin, Ardbeg, Laphroaig o Bowmore, por ejemplo. Pero no podemos olvidar a la última destilería que se ha unido a la familia de los ahumados de la pequeña isla escocesa. Me refiero a Kilchoman.
Esta compañía familiar fundada por Anthony Wills al oeste de Islay empezó su producción en el año 2005 y desde entonces podemos decir que se ha ido ganando un puesto entre las grandes maltas de aromas ahumados.
A pesar de lo reciente de su creación, Kilchoman es una de las seis destilerías escocesas que puede presumir de maltear la cebada de manera tradicional en sus instalaciones. Este laborioso proceso normalmente es realizado por otras compañías ajenas a las destilerías y de manera industrial. Esto viene a demostrar el interés de Wills por ofrecer un producto lo más artesanal posible.
Aun siendo una compañía joven, en Kilchoman se han esmerado en ofrecer una interesante gama de productos que ha ido creciendo en sus 14 años de vida: Machir Bay, su whisky básico; Sanaig; Loch Gorm; ediciones Single Cask; otra edición de Sauternes muy buscada y la que nos ocupa hoy, 100% Islay.
Tuve el placer de conocer las maltas de Kilchoman en 2015, y el pasado 2018 volví a tener la oportunidad de asistir a una nueva cata donde vine a refrendar mi gusto por esta compañía. De hecho, si este artículo lo he escrito es porque pude adquirir una botella de esta versión.
Kilchoman 100% Islay (8ª edición, 50% alc.)
Con este whisky la destilería ha querido ofrecer su versión más familiar. Cuando a esta malta la describen como la de Una Sola Granja (Single Farm Single Malt scotch whisky) quieren decir que todo el proceso de la elaboración, desde el primer paso hasta el último, ha sido realizado en las instalaciones de Kilchoman. Esto incluye el cultivo y cuidado de la cebada hasta su posterior malteado, como ya he indicado anteriormente. Además, como en el resto de los whiskies producidos en Kilchoman, éste tampoco ha sido filtrado en frío ni se le han añadido colorantes. Si Wills parece obsesionado con garantizar un producto lo más artesanal posible, este 100% Islay es posiblemente su encarnación más lograda.
Al toro.
Al olfato: Turba, mucha turba, pero no tanta como podríamos encontrar en otras maltas de Islay. Este whisky tiene unas 20 ppm (partes por millón) de turba, mientras que Lagavulin 16 años tiene 35 ppm. Nota marina y dulce. Si lo dejo estar unos minutos en vaso llego a detectar chicle de frutas.
En boca: Este whisky tiene 50º de alcohol, así que es recomendable tomarlo con algo de agua para rebajarlo. Si lo tomamos solo se aprecia potente aunque no desagradable. Las frutas dulces siguen ahí aunque también cítricas. Caramelo, gengibre, algo de chocolate con naranja y como me suele ocurrir con los whiskies ahumados, anís.
Conclusión
La etiqueta de la caja informa que los whiskies utilizados para la elaboración de este 100% Islay son de 2008 y 2012. Si tenemos en cuenta que Kilchoman empezó su producción en 2005, esto nos deja con maltas muy jóvenes. Y aún así el resultado es sorprendente. Posiblemente parte de culpa se deba a su maduración, porque si de algo se preocupan en Kilchoman es en adquirir barricas de calidad. En los últimos tiempos el mundo de la industria del whisky se ha dado cuenta de que no sólo se debe destilar un espíritu de calidad, sino que debe madurarse en buenas barricas y con poco reuso. Ésta es una máxima de Kilchoman y su resultado se ve en productos como 100% Islay. Podemos decir que la falta de años en barrica la han suplido con madera de calidad.
Y esto nos lleva al “pero”. Ya dije que es un single malt joven pero con carácter. Aún así una botella de este whisky ronda las 80£. Creo que es caro para una malta sin NAS (No Age Statement/ Sin años en etiqueta) y sospecho que lo que estamos pagando son esas barricas de calidad con las que se ha madurado este 100% Islay.
Kilchoman es una alternativa interesante a los clásicos Lagavulin, Ardbeg o Laprhoaig, siempre y cuando podamos permitírnoslo.