El whisky está viviendo una segunda juventud en las Islas Británicas. Casi podríamos decir que son incontables la cantidad de nuevas destilerías que han surgido en la última década. Otras, no obstante, han tenido que sufrir un cambio importante para poder adaptarse a las exigencias del mercado y el momento. Una de esas destilerías es Glenturret.
¿Glen qué?
A pesar de que en Glenturret se reivindican como la destilería en activo más antigua de Escocia (data oficialmente de 1763), sus whiskies no son fáciles de encontrar en el mercado. Es verdad que su single malt ha tenido una tímida presencia en compañías independientes, pero su producción se ha destinado principalmente al mercado del blend. Es por eso que la destilería es más conocida por ser la vieja sede y ex-centro de visitantes de The Famous Grouse, el blended whisky más consumido en Escocia.
Sin embargo, todo esto ha empezado a cambiar desde hace relativamente poco. El pasado marzo de 2019 Glenturret fue adquirida por un consorcio de compañías liderado por Lalique, empresa francesa vinculada a los artículos de lujo. Pero es que además llegan con un plan muy ambicioso detrás: quieren cambiar la identidad de la destilería, la percepción que se tiene de ella y la gama de sus productos.
Para ello se valen de Bob Dalgarno, antiguo maestro mezclador de Macallan. Su plan es bien simple: darle un lavado de cara a la vieja destilería de Glenturret. Ahora es presentada como una compañía que ofrece single malts de lujo. Todo esto sin modernizar el estilo tan tradicional que tienen en Glenturret de destilar su single malt.
¿Qué ofrece ahora Glenturret?
Dalgarno ha querido conservar el espíritu de la compañía, pero al mismo tiempo también ha querido crear una nueva identidad valíendose del característico espirituoso de notas afrutadas, malteadas y aceitosas de Glenturret. Aparte de un nuevo diseño de botellas y etiquetado, la destilería ofrece ahora una gama básica de cuatro single malts (Triple Wood, Peat Smoked, 12 y 15 años) y dos expresiones premium (25 y 30 años). En WdeWhisky hemos podido catar tres de los whiskies del primer grupo y aquí están las impresiones.
Glenturret Triple Wood 43% alc. vol.
El nombre de este single malt hace referencia a los tres tipos de barricas utilizadas en su maduración: ex jerez de roble americano, ex jerez europeo y ex burbon.
Olfato: Madera, bien malteado, vainilla, cereales y sobre todo cuero.
Paladar: Picante en la entrada y duradero. Ligeramente ahumado y afrutado, higos pasos, pomelo y naranja amarga. Con unas gotas de agua se hace más picante e incluso más aceitoso de lo que es. Aprecio también un nota de hierba verde. El último sorbo es muy espirituoso.
Glenturret 12 años 46% alc. vol.
Olfato: De nuevo la malta en primer término aunque ahora más floral y afrutado.
Paladar: Chocolate negro y jenjibre. Su marcada nota de cuero no es habitual en los whiskies y puede producir desconcierto en quien la pruebe, yo entre ellos, pero uno puede desarrollar cierto aprecio por ella. Final amargo y con nota de madera. Con agua percibo naranja amarga y regusto levemente a matalahúva.
Glenturret 15 años 55% alc. vol.
Olfato: Es floral con presencia de madera. Chocolate, frutos pasos y uva blanca.
Paladar: Es agradablemente dulce pero picante por esos 55% de alcohol. Ajerezado, dulce de caramelo y con marcadas notas tropicales como papaya o mango. Este es un whisky bien diferente, la fuerte nota malteada no la aprecio ahora. Con agua es bien amargo y con cierto regusto a tabaco.
Conclusiones
Las notas de malta y cuero están marcadas en las dos primeras expresiones que he probado, y éste último no es un aroma que termine de convencerme. A pesar de la interesante combinación de maderas del Triple Wood, no es un whisky que me haya sorprendido especialmente. Esperaba algo más. Algo parecido me ocurre con la expresión de 12 años. Es un whisky que me cuesta apreciar, es uno más que he probado y posiblemente me olvide de él pasado mañana.
Otra historia es el Glenturret 15 años. Este es un whisky que no parece que sea la hermana mayor del de 12 años. Sus notas dulces y afrutadas son una delicia y convierten a este single malt en una golosina. Si hay un whisky en el que fijarse, es este.