Si los 90 fue la década del redescubrimiento de los single malt, podemos decir que a partir de 2000 ha sido el del resurgimiento de las destilerías en las Islas Británicas. No pasa un año sin que sepamos de una nueva compañía en Escocia, Irlanda o la propia Inglaterra. Todo esto cambia continuamente el mapa destilero británico y si hasta no hace mucho Old Pulteney era la destilería más al norte de la isla (cosas de las que gusta presumir a esta gente), desde 2013 ese honor se lo ha quitado Wolfburn. En este artículo reseño Wolfburn Langskip, una malta de ésta última.
El lobo del río
Así es como podríamos traducir Wolfburn. Y es que burn es el término escocés para referirse a una pequeña corriente de agua, mientras que wolf, en este caso, hace referencia a un lobo marino de origen mitológico. Pero el nombre no es novedoso. Ya se había utilizado para una destilería situada en la misma zona que la actual, Thurso, en el noreste extremo de Escocia. Tal fábrica consta de 1821 y su fundador fue William Smith y, por lo que cuentan los registros de la época, fue de las mayores productoras de whisky del lugar. De su decadencia poco se sabe y su periplo se pierde en la década de los 70 del siglo XIX.
En 2013 se daba por inaugurada la nueva destilería Wolfburn, a escasos metros de donde estaba situada su predecesora, y desde entonces no le ha ido mal a los chicos del lobo marino. Su expresión básica, Northland, se ha llevado unos cuantos galardones, incluida una medalla de oro de los World Whisky Awards en 2017. E imagino que animados por el buen recibimiento, han lanzado otras tres expresiones: Aurora, madurada en barricas de ex jerez; Morven, ahumada y envejecida en barricas de ex bourbon y quarter casks, y Langskip, embotellada al 58% de alc. en vol. y de la que he hecho la cata.
Wolfburn Langskip 58% alc. vol.
No abandonamos las labores traductoras para explicar que Langskip proviene del idioma norse, y es el nombre que recibían los barcos más largos utilizados por los vikingos para sus asaltos. Toda la costa norte escocesa y las islas tienen un pasado muy vinculado con los vikingos y las referencias a esta cultura siguen latentes. De hecho, la ciudad de Thurso se cree que se fundó en honor al dios Thor.
Langskip es la expresión más fuerte de Wolfburn y según la destilería representa lo mejor de la compañía. Está envejecida en barricas de ex bourbon de primer relleno, lo que deja ver que la falta de edad en la etiqueta es sustituida con madera fresca.
Color: Muy claro, trigo seco. En el empaquetado declaran que el color es natural y sin filtración en frío. Honesta declaración de intenciones y sin miedo a decir que su whisky es joven.
Al olfato: dulce de frutas y muy avinado, cereales recién cortados, uva blanca, manzanas. Hubiese esperado sin sorpresa una marcada nota alcohólica. Pero no llega. ¿Qué edad tiene esto? Una vez lo dejo descansar aprecio mejor un aroma malteado, propio de whiskies jóvenes. Además, la vanilla toma posiciones. Ligeras trazas de madera de roble.
Al gusto: chocolate a la taza, dulce de sirope y ciruela. Es tan rico en sabor que inunda la boca. Es medianamente picante para los 58º de alcohol que tiene, similar al picor del jengibre. Regusto muy malteado y prolongado. Curiosamente deja una sensación áspera en boca.
Conclusiones: Wolfburn Langskip podrá ser un whisky joven, esto no escapa al de paladar veterano, pero lo oculta muy bien. Mientras que en otros whiskies de edad parecida, como Abhainn Dearg X, el ardor de esos 58% alc. vol. harían llorar a cualquiera, aquí se siente suave y muy disfrutable. Hoy en día la juventud de una destilería no está reñida con la calidad de sus productos y Wolfburn es un ejemplo de ello. En cinco años habrá que ver cómo de fiero es este lobo de mar. Y espero catarlo.
En el momento que escribo esta reseña no encuentro Wolfburn Lanskip en el mercado español, pero sí otros productos de la destilería en Amazon.es.
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Buen artículo. Gracias por la cata y el contenido histórico. 🙂
A ti mi niño por comentar.