Port Ellen es parte importante de la historia destilera de Escocia.
Actualmente en este país hay más de cien destilerías activas produciendo whisky a lo largo de todo el año. Pero si a ellas unimos las que han cerrado o cesado su producción en los últimos dos siglos, entonces la cuenta se nos puede disparar. Hay varios motivos por los que una destilería cierra sus puertas, aunque la economía tiene mucho que ver en la mayoría de los casos. Esto significa que hubo grandes y famosas productoras que desaparecieron, no porque sus whiskies fueran de mala calidad, sino porque la compañía no superó algún tipo de problema económico.
Por tanto, muchas de las destilerías perdidas de Escocia se encuentran entre las más famosas y las más buscadas por los sibaritas del whisky. Sus productos ahora son leyenda tanto por su sabor, como por el hecho de que se han convertido en licores difíciles de encontrar.
Entre el siglo XIX y comienzos XX las destilerías florecían por toda Escocia. De hecho la Ley Seca que se estableció en EEUU durante los años 20 popularizó, de manera ilegal, los whiskies de la región de Campbeltown. Pero también hizo cerrar a otras tantas que vieron disminuir sus exportaciones de manera alarmante. Luego, la Depresión de los años 30 y la Segunda Guerra Mundial hicieron que más de setenta destilerías pasaran a mejor vida.
Auge y decadencia
A pesar de ello, la economía británica mejoró a partir de la década de los cincuenta y también la situación y la popularidad del whisky, en especial y casi exclusivamente los blended. El apogeo y declive llegó en los años 80, cuando de nuevo la situación económica nacional obligó a muchas destilerías a realizar recortes laborales o directamente cerrar, sobre todo aquellas cuya producción para blended whiskies no suponía una contribución relevante.
Sin embargo, desde la década de los 90 el whisky ha ido ganando fieles, en especial los single malts, y ello ha traido consigo la reapertura de viejas destilerías conocidas. Aún así, otras siguen cerradas o totalmente desaparecidas, y son varios los nombres que recuerdan una época dorada del whisky escocés. La sola mención de destilerías como St. Magdalene, Rosebank, Port Ellen, Dallas Dhu o Brora, entre muchas otras, hará arquear las cejas de cualquier aficionado a la bebida escocesa.
La Leyenda de Port Ellen
Aprovecharemos este artículo para hablar de Port Ellen, una de las destilerías perdidas y más famosas de Escocia y que en el pasado 2017 saltaba la noticia de que reabría sus puertas de manos de Diageo. Podemos decir que estamos de enhorabuena al recuperar a una vieja conocida del panorama destilero escocés.
Port Ellen está situada en la costa sur de Islay, en el puerto homónimo de una de las islas al suroeste de Escocia, y fue fundada en 1825 por A.K. Mackay & Co. La destilería cambió de manos en diferentes momentos a lo largo de su historia. Por ejemplo, en sus primeros diez años de vida lo hizo en varias ocasiones, pero fueron John Ramsay y su familia quienes la controlaron entre 1836 y 1920, año que fue vendida a Port Ellen Distillery Co. Tras cambiar de propietarios un par de veces más, la destilería cesó su producción de whisky en 1929 durante casi cuarenta años, aunque en sus instalaciones se siguió malteando cebada y los almacenes siguieron utilizándose.
En 1967 Port Ellen reinició la destilación de whisky, ahora con cuatro alambiques que pasaron de ser calentados con carbón a serlo a vapor. Su fama aumentaba.
Sin embargo, la producción volvió a cesar en 1983 debido a la saturación del mercado del whisky. Muchos lamentaron su cierre. Afortunadamente, y para evitar la clausura total de Port Ellen, varias destilerías alcanzaron un pacto llamado Concordat of Islay Distillers (el Concordato de las Destilerías de Islay) en el que acordaban adquirir la cebada malteada de esta compañía. Desde entonces en Port Ellen se han dedicado exclusivamente a producir malta ahumada para otras destilerías de Islay y Jura como son Lagavulin o Caol Ila. Hasta 2017.
Port Ellen Renacida
Y si hablamos de Port Ellen es porque hay buenas noticias sobre ella. En vista del auge del whisky escocés, el conglomerado Diageo anunció hace unos años su intención de reabrir dos viejas destilerías de culto que forman parte de la memoria de todo aficionado a esta bebida: Brora y Port Ellen. En el caso de esta última es Georgie Crawford, antigua maestra destilera de Lagavulin, quien desde 2018 se está encargando de la puesta a punto de la compañía y para ello contará con una inversión de 35 millones de £ para ambas destilerías. Sea dicho.
Aunque sospecho que Port Ellen se va a llevar la mayor parte del presupuesto porque necesita modificaciones más drásticas: nuevos alambiques, condensadores y otros edificios. Además, hay que tener en cuenta que la destilería se había adaptado para producir malta ahumada para otras destilerías de la zona. Habrá que ver si Port Ellen seguirá manteniendo esa producción. Por fortuna, parece ser que Diageo conserva mucha documentación de cómo era la destilería antes de su cierre y curiosamente aún hay empleados activos que trabajaron en sus instalaciones allá por los años 80, por lo que su conocimiento les será de gran valor.
Lo que no podemos esperar de Port Ellen es la misma producción que llegó a alcanzar en su momento. La intención de Diageo es destilar unos 800.000 litros por año, mucho menos de lo que suelen producir sus destilerías más afamadas. Y tampoco podemos esperar disfrutar de sus whiskies hasta dentro de un tiempo, porque todo indica a que no veremos un Port Ellen con menos de 12 años. Así que hasta 2032 aproximadamente las barricas de la destilería permanecerán selladas. La paciencia, sin duda, es una de las cualidades requeridas en el mundo del whisky, así que a esperar.
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