Tarde o temprano tenía que volver a una de mis destilerías favoritas, Deanston, y qué mejor que el comienzo de un nuevo año para catar otra de sus maltas. En esta ocasión Deanston Virgin Oak. Si no tienes ni idea sobre este nombre, te recomiendo encarecidamente que vayas a este enlace y descubras las maravillas que guarda esta destilería de las Highlands.
Una destilería, diferentes productos
Salvo que se trate de una compañía relativamente nueva, son muchas las compañías que se adentran a experimentar con diferentes tipos de barrica o maduración para ofrecer diversas variedades de sus maltas. Esta maniobra sirve para dos propósitos; ampliar el mercado hacia potenciales clientes, y fidelizar a los ya conversos.
En mi caso, en una de las múltiples visitas que hice a la destilería Deanston quise llevarme una de sus botellas, pero como no me decidía, opté por llevarme un poco de todas. Lógico ¿No? Para ser concretos, adquirí un estuche con cinco muestras de 30 cl., y creo que fue la mejor decisión que tomé porque es rara la malta de Deanston que me disguste.
Deanston Virgin Oak 46.3% alc.
El nombre de esta variedad de Deanston hace referencia a que ha sido finalizado (finish) en una barrica virgen de roble americano. Lo habitual es que los whiskies escoceses se envejezcan en barricas en las que ya se ha madurado bourbon, y luego se finalizan en barricas de jerez, oporto, sauternes, ron o cualquier barril que tuviese algún tipo de bebida alcohólica previamente. Así que en este caso estamos ante algo peculiar porque las barricas son de primer uso. Por cierto, el proceso de finalizar un whisky suele ser de 6 a 12 meses. Con estos datos en mente, deberíamos estar ante un whisky con marcadas notas dulces ¿Es así?
Color: Castaño claro. Natural y sin filtrar en frío.
Al olfato: Floral nada más acerca la nariz, y por supuesto, dulce. Es de esperar la típica nota avainillada de las barricas americanas, pero no es exagerada. Más aromas a natillas y galletas de mantequilla. Dulce de golosinas.
Al paladar: Helado de vainilla que evoluciona a natillas en el regusto. Sin duda es dulce, pero en boca este sabor tampoco sobresale. También aprecio una leve nota a madera. Mezcla de sabor entre manzana y gengibre. Con unas gotas de agua llego a saborear algo de frutos secos y licor de café, nota que imagino que proviene de la madera carbonizada de esas barricas americanas con las que se ha finalizado este whisky.
Conclusiones
Este whisky es un buen ejemplo del buen hacer de un maestro destilador. Lo que podría ser un single malt que aventura dulzor a raudales al estilo de un bourbon, es en realidad un producto muy balanceado. Es dulce, pero sutil. Se aprecia la nota de la madera americana, pero está en un segundo plano.
Además, estamos ante un whisky relativamente joven, posiblemente entre los 6 y 8 años, y aún así es un single malt fragante, con sabor marcado, y eso tiene su mérito. Lo maravilloso de Deanston es que la cantidad de matices que se pueden encontrar en sus maltas no paran de surgir, y esto para un aficionado a los destilados es un privilegio.
Deanston Virgin Oak no es el mejor producto de la compañía, pero sí es una excelente carta de presentación de lo que la gente del pueblo de Doune es capaz. Si te apetece probar este whisky, en Amazon está disponible por 29.50€. Aquí el enlace.
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